La fábula del hortelano y los cuervos
Y habiéndose reunido las gentes, Esofho principio a hablar.
Había un hombre, que ponía tanto empeño y esmero en cuidar su quinta, que esta era la más bonita y productiva de toda la comarca. Muchas eran las horas que el hombre pasaba cuidando sus hortalizas; aporcando las plantas de berenjenas, apartando las malezas de los zapallos, regando las lechugas. En su celo, ningún esfuerzo le parecía demasiado, porque su quinta era su orgullo. Pero una vez que se encontraba en sus laboreos diarios, vio una bandada de cuervos, que iban de paso. Temeroso de lo que estos, pudieran causarle a su quinta, el hortelano se puso a saltar y a dar brazadas en el aire, para ahuyentar a las negra aves. Siendo el cuervo un animal curioso por naturaleza, tal alboroto, no podía dejar de llamarle la atención, por lo que descendieron a una distancia prudente. Al ver las magníficas mazorcas, los guisantes y los zapallos los cuervos no pudieron resistir la tentación y arrasaron con la quinta del hortelano.
Moraleja:
Cuida de tu quintita pero no tanto que atraigas la atención de los cuervos. No te pase lo que al hortelano que por tanto recelo se quedo sin la cosecha.
Esofho
2009/09/25
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